En este número ofrecemos una entrevista a uno de los autores de Ahora Alfonsín, una crónica del camino del candidato radical a la victoria del 83, testimonios de los protagonistas de las campañas políticas que se enfrentaron en esas elecciones y un análisis de 505 días, libro que reconstruye la gestación de ese proceso histórico.
PERFILES
Eliseo Álvarez fue el creador y director del primer canal y de la primera radio de noticias de la Argentina: CVN y América. Fue director de Canal (á) y trabajó en distintos diarios y revistas. Dirigió más de 2.000 documentales y programas culturales. Es autor de los libros Carlos Gardel, biografía autorizada; El hombre que engañó a Kennedy; y 1968. Quisimos ser.
Juan Suriano es profesor de Historia Argentina en la Universidad de San Martín y director del Doctorado en Historia de la Unsam. Fue director de las colecciones Nueva Historia Argentina, Temas de la Argentina y Biografías Argentinas. Es autor de Anarquistas y La cuestión social argentina, entre otros libros.
Tiempos acelerados
Por Eliseo Alvarez
En esa época, yo había pasado de la revista Siete Días al viejo diario Tiempo Argentino y me tocó cubrir toda la campaña de Raúl Alfonsín. Me permitió vivir de cerca el final de la dictadura más atroz que tuvo la Argentina y, al mismo tiempo, un momento extraordinario lleno de esperanza, en el que creíamos que todo era posible. Esos 505 días, entre Malvinas y el triunfo de Alfonsín, estuvieron plagados de marchas y contramarchas, amenazas de golpe, indefiniciones, rumores, incertidumbre. Recordar esos tiempos acelerados y difíciles permite valorar mejor esta democracia que hoy tenemos y que costó tanto conseguir.
Alfonsín decía que el mayor costo que había pagado en su vida política derivaba de no haber renunciado a ciertas convicciones que chocaban con la opinión pública. Fue el último exponente de una época y de un país que ya fue, de una clase dirigente que concibió a la
política como un servicio. En el 83, el tren de la sociedad pasaba por una estación en la que estaba Alfonsín.
*Coautor de 505 días.
Sintonía
Por Eduardo Metzger*
Alfonsín fue quien interpretó mejor a la sociedad de esa época. Jugué unas cartas que a algunos no le gustaron. Por ejemplo, que él fuera al programa de Sapag, y éste hiciera de Alfonsín. Eso fue resistido porque creían que era una caricatura burlona de él. Y yo observaba el rating que alcanzaba ese programa y sabía que Raúl lo podía hacer. El 30 de septiembre, en el acto de Ferro, ahí vi que Alfonsín podía ganar. Se hizo lo imposible para que la gente no fuera. Paro de transporte y de todo tipo. Y Ferro se llenó de personas que llegaban caminando, personas corrientes, no militantes.
* En 1983 era el productor a cargo de las emisiones televisivas de Raúl Alfonsín.
El 30 de octubre
Por Carlos Campolongo*
Creo que el pacto militar-sindical fue la gran construcción simbólica que puso de relieve lo que estaba latente en la sociedad, que podríamos denominar ‘miedo’. Fue una gran construcción de Alfonsín. Llegó el 30 de octubre. Estábamos Grosso, Luder y yo, y dije: “Doctor, tengamos dignidad, salgamos a reconocerlo”, porque Luder se fue esa noche sin reconocer el triunfo de Alfonsín. Recién al día siguiente lo visitó en la Avenida Santa Fe. Y bajamos al subsuelo, donde guardaba el auto - a las cinco y pico de la mañana-. Y yo pronuncié esa frase: ‘No nos echaron los militares, nos echó el pueblo’, a pesar de que el peronismo había puesto la mayor parte de los mártires, los desaparecidos, los perseguidos, los exiliados. Toda esa película me pasó por delante al leer los diarios; al ver a Luder subir al auto, estalló el sentimiento más profundo que tenía en ese momento y me largué a llorar desconsoladamente.
* En 1983 tenía a su cargo la prensa del candidato justicialista Italo Luder.
De Malvinas al triunfo de Alfonsín
el arduo camino de junio del 82 a octubre del 83
HISTORIA
505 DÍAS
ELISEO ALVAREZ Y JUAN SURIANO
(Sudamericana - Buenos Aires)
505 días es un libro revelador y oportuno, en este 2023, cuando se celebran los 40 años del regreso de la democracia a nuestro país. Se ha escrito mucho sobre lo ocurrido en estas cuatro décadas, desde el 83 a nuestros días. También sobre lo sucedido entre el 24 de marzo de 1976 y la Guerra de Malvinas. Pero hay un punto relativamente ciego en nuestra historiografía que es el que va de mediados de junio del 82 hasta fines de octubre del 83; o sea, desde la derrota de Malvinas a la victoria de Alfonsín. Los 505 días que dan título a este libro. Eliseo Alvarez y Juan Suriano repasan dos caras de una misma moneda: cómo cayó el Proceso, cómo volvió la democracia. Los autores plantean muchas preguntas que, hasta ahora, tenían respuestas parciales. ¿Cuánto influyó Malvinas en el regreso de la democracia? ¿La caída del gobierno militar era inevitable? ¿Cuál fue el papel de los partidos, de los movimientos de derechos humanos, de la prensa, de la sociedad civil en general? ¿Cómo influyó la economía? ¿Hubo un pacto militar sindical de impunidad?
¿Cómo jugó la tesis de ese pacto en el desenlace electoral? ¿Cómo se construyeron las campañas políticas? ¿Por qué, para sorpresa de muchos, perdió el peronismo? ¿Por qué ganó Alfonsín?
Uno de los múltiples méritos del libro es la labor de “traducción”. El libro deriva de un programa televisivo emitido en la señal Todo Noticias. Ese mérito le corresponde a Eliseo Alvarez, que tuvo a su cargo procesos de transformación similares como los que llevó a cabo con programas que produjo y que terminaron convertidos en libros como los ciclos de Fernando Savater, Magdalena Ruiz Guiñazú o Pacho O’Donnell. En esos casos, como en este, el resultado le otorgó plena autonomía a la versión escrita respecto del producto original.
Protagonistas
Hay dos grandes activos en el libro. Por un lado, los análisis que preceden a cada capítulo combinan claridad expositiva y amenidad en la narración con rigor investigativo, perspicacia en los abordajes y profundidad en las conclusiones. El segundo gran activo está constituido por los testimonios reunidos. Muchos de los mayores protagonistas del período estudiado ofrecen claves para comprender cómo se gestó la transición hacia la democracia perdida en el 76. Ex presidentes y políticos como Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Fernando De la Rúa, Antonio Cafiero o Leopoldo Moreau; periodistas como Joaquín Morales Solá, José Ignacio López o Magdalena Ruiz Guiñazú; miembros de organizaciones de derechos humanos como Adolfo Pérez Esquivel, Graciela Fernández Meijide, Nora Cortiñas o Estela de Carloto; militares, sindicalistas, artistas, u hombres como Eduardo Metzger y Carlos Campolongo, quienes tuvieron un papel central en el diseño y la conducción de la campañas electorales de Raúl Alfonsín e Italo Luder. Cada uno aporta elementos que nos permiten llenar lagunas de nuestro pasado, que nos ayudan a entender por qué este año celebramos cuatro décadas de vida institucional.
© LA GACETA
DANIEL DESSEIN
Fragmento de 505 días
Fue la guerra, con la consecuente profundización de las disidencias en el frente militar, la que permitió el renacimiento de la actividad política a pesar incluso de la cauta actitud de los partidos, más preocupados por no irritar a los militares que por tomar la iniciativa e imponer las condiciones en el camino de transición hacia las elecciones de octubre de 1983.
El proceso de pérdida de legitimidad y consenso de las Fuerzas Armadas ante la sociedad fue tan fuerte y acelerado que los partidos políticos debieron modificar su postura y adecuarse a las nuevas circunstancias post Malvinas. A pesar de una mayor firmeza en su posición durante los últimos meses del régimen, no pudieron o no supieron evitar que éste
impusiera algunas duras condiciones en su retirada, que anticipaban los graves conflictos que el frente militar le generaría al gobierno democrático. Así, se sancionaron dos herramientas destinadas a otorgar impunidad en el tema de las flagrantes violaciones de los derechos humanos. El 28 de abril de 1983 se dio a conocer el Acta Institucional, por la cual todas las operaciones contra el “terrorismo” realizadas por las Fuerzas Armadas eran consideradas “actos de servicio” no punibles.